jueves, 25 de agosto de 2016

historia

Historia de dolor


Afortunadamente, a mí no me ha tocado vivir una situación dolorosa como la que le tocó vivir al hermano de Ezequiel. En mis 13 años de vida, no he sufrido una pérdida familiar, cabe destacar que cuando tenía 5 años, mi tía Juliana, se fue de la ciudad por un tiempo por motivos de estudios. Su partida causó mucho dolor en la familia, aunque sabíamos su fecha de regreso. Usualmente nos veíamos utilizando las innovaciones tecnológicas y esto hacía que siempre la tuviéramos presente.

Su regreso causó mucha alegría y lo preparamos con semanas de anterioridad. Desde ese momento, compartimos mucho tiempo juntos y sabemos que si algún día, el destino obliga a separarnos, la distancia no será un problema. Hoy en día, mi tía vive cerca a mí, construyó una familia y vino para mi ciudad con novio nuevo. Aquí, tiene 2 hijos los cuales tienen 1 y 3 años.

Con relación a enfermedades o a situaciones que generen algún tipo de rechazo o estigmatización, no he tenido situaciones o eventos en lo que llevo de mi vida. Mis abuelos sufren de hipertensión lo cual es una enfermedad o situación muy común, y aunque han estado hospitalizados en algunas ocasiones, afortunadamente se han resuelto. Si a mí, me hubiera tocado una situación semejante a la de Ezequiel, me hubiera sentido muy rechazado, frustrado y muy triste. Me parece injusto que a personas que tengan enfermedades terminales como cáncer, sida, lepra, sean estigmatizadas o que tengan que vivir tristes porque hay otras personas que desaprueban y juzgan a quienes las padecen. En este tipo de situaciones, no solo sufre el enfermo sino toda la familia y es entre todos que deben apoyarse para ser más llevaderos los dolores físicos y evitar que sucedan los dolores espirituales.

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